El impacto de los datos en la empresa y en la sociedad
26 de julio de 2021  — 

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Estamos rodeados de datos y cada vez dependemos más de ellos. Según el informe “Data Never Sleeps 8.0” presentado por Domo, compañía estadounidense de software especializada en herramientas de inteligencia empresarial y visualización de datos, cada persona produjo en 2020 cerca de 2 MB de datos cada segundo, cifra que, según este informe, se duplicará cada año.

 

Y es que prácticamente cualquier actividad que realizamos en el día a día genera datos. Y si os parece exagerado afirmar que dependemos de ellos, quizás es porque están tan integrados en nuestra vida que muchas veces no somos conscientes de que los utilizamos para todo.

 

Realizamos deporte con pulseras de actividad que monitorizan nuestro ejercicio físico; compramos billetes de avión utilizando comparadores de vuelos; compramos productos en internet según las opiniones de otros usuarios; usamos aplicaciones de móvil que controlan nuestros gastos; elegimos hoteles en Booking en función de la puntuación de otros usuarios; pedimos taxis a través de apps como Cabify que nos permiten hacer un seguimiento en tiempo real de su ubicación, etc. Toda esta tecnología se basa en el análisis y gestión de los datos.

 

 

¿Y por qué son tan necesarios los datos? Muy sencillo. Porque nos hacen tomar mejores decisiones y gestionar mejor nuestro tiempo y recursos. 

 

La información es poder. Es decir, dependemos de los datos y los demandamos porque nos aportan una información muy valiosa que nos permite ser más eficientes.

 

Las posibilidades son infinitas, incluso podremos ver en un futuro cómo la gestión y análisis  de datos ocupa cotas tan altas que permitan el desarrollo de ciudades inteligentes, tal y como explicaba Dawn E. Holmes en su libro «Big Data: una breve introducción«.

 

Imaginaos aplicar todos estos beneficios a una empresa. Tener tantos datos a nuestro alcance puede ser abrumador. Sin embargo, resultan ser uno de los activos más importantes que posee una compañía. La clave pasa por saber organizarlos, gestionarlos, interpretarlos y visualizarlos de forma correcta.

 

 

Al igual que como usuarios la información nos ayuda a tomar mejores decisiones y optimizar nuestro día a día, imagina los grandes beneficios y aplicaciones que puede tener a nivel empresarial. Una compañía que extrae el valor del data no solo tomará mejores decisiones, sino que, además obtiene mayor conocimiento de su competencia y de sus clientes: analizando su comportamiento, necesidades, deseos, tendencias, etc. Una forma de adaptar nuestra propuesta de valor basándonos en información veraz y real.

 

Es crucial saber interpretar el dato y encontrar su verdadero significado. Esto se traduce en dar una mejor experiencia de usuario y mejorar nuestra relación con el cliente. 

 

Veámoslo con un ejemplo. Imagina que te vas de vacaciones con tu familia. Queréis alquilar un piso y os encargáis vosotros de buscarlo. Elegís un apartamento que se encuentra cerca de la playa, es barato y tiene buenas valoraciones de otros usuarios que la alquilaron anteriormente. Una vez más, tu decisión se basa en datos: una puntuación, una valoración, la distancia que esté de la playa o del centro de la ciudad, etc. Si no tuvieras esta información a tu alcance, posiblemente hubieras elegido un apartamento que no cumplía al 100% con tus expectativas. Y lo mismo pasa en las compañías.

 

Los datos repercuten de forma directa en la mejora de la gestión organizativa y de la comunicación interdepartamental. Los equipos de trabajo tienen la información a su alcance, pudiendo tomar decisiones de forma autónoma, autogestionarse y adelantarse así a cualquier imprevisto.

 

Los datos empoderan a los equipos, favorecen la mejora en la toma de decisiones y ahorran largas horas de análisis de informes. El dato es accesible y lo tenemos a golpe de vista.

 

Tener el dato a nuestro alcance se traduce en conocimiento, permitiéndonos saber dónde debemos poner el foco en cada momento, traduciéndose en: una mejora de la productividad, la gestión organizativa y la eficiencia de los procesos.

 

 

En definitiva, los datos por sí solos no valen nada. Necesitamos organizarlos, interpretarlos y, sobre todo, hacerlos accesibles y comprensibles, para que cualquier miembro de la compañía los entienda y pueda tomar decisiones de forma inteligente, con información veraz y real a su alcance. Si mi Smartwatch me avisa de que debo hacer como mínimo 10.000 pasos al día y le hago caso, ¿por qué aún hoy hay compañías que no usan la tecnología a su favor? Como siempre, os leo en comentarios!

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