«Solo aquellas empresas que vean los datos como un recurso estratégico son las que sobrevivirán y progresarán»​, Bernard Marr
23 de julio de 2021  — 

 — 

Este fin de semana mi tiempo de lectura ha estado destinado a Bernard Marr y su libro «Data Strategy. Cómo beneficiarse de un mundo de big data, analytics e internet de las cosas» en él insiste en que el Big Data y sus implicaciones no entienden de tamaño de compañía y que está afectando a todos y cada uno de los negocios.

 

Recientemente he descubierto a Bernad Marr y como adicta a todo lo relativo al Big Data he empezado a consumir sus libros y artículos. Este fin de semana el elegido ha sido «Data Strategy», el cual me ha refrendado una vez más la importancia de hacer un buen uso de los datos para alcanzar el éxito empresarial. Y la necesidad de hacer despertar a aquellas compañías que todavía no se deciden a apostar por una estrategia de datos. Pues, como señala Marr, solo aquellas que vean los datos como un recurso estratégico son las que sobrevivirán y progresarán.

 

En el libro Bernard Marr habla de cómo el Big Data y sus implicaciones no entienden de tamaño de compañía y cómo sus implicaciones están afectando a todos y cada uno de los negocios y cambiando por completo la manera en la que hasta ahora trabajan las empresas y sus diferentes departamentos. Los datos están a mano de todos, la clave está en la capacidad de cada uno para recopilarlos, analizarlos e interpretarlos. Google, Facebook o Amazon han sido pioneros no solo recopilando enormes cantidades de datos, sino encontrando maneras innovadoras de utilizarlos. Las empresas que no evolucionen y se adapten a la evolución de los datos se quedarán atrás.

 

Hay tres áreas fundamentales, señala Marr y que además yo a lo largo de estos años he podido constatar, en las que los datos son realmente importantes para los negocios: la mejora de la toma de decisiones, la mejora de la actividad y la conversión de los datos en dinero. Para ello, el primer paso es hacerse las preguntas clave: para qué los datos, para qué los queremos. Si las empresas quieren evitar ahogarse en los datos, tienen que desarrollar una estrategia inteligente centrada en los datos que realmente necesitan para conseguir sus objetivos. Lo que supone definir primero las preguntas fundamentales del negocio que necesitan respuesta para después recoger y analizar solo esos datos que responderán a las mismas.

 

Una vez identificadas las preguntas y las respuestas, la estrategia tiene que ir enfocada a extraer rentabilidad de los datos, en la dirección planteada, que bien puede ser:

 

  • Detectar tendencias
  • Conocer a nuestros clientes
  • Optimizar Rutas
  • Detectar patrones de comportamiento
  • Optimizar precios
  • Descubrir necesidades
  • Mejorar las decisiones empresariales

 

Una vez los tenemos, como señala Bernard Marr, hay que ver cómo visualizar y comunicar la información a través de los datos. Cuando se utilizan los datos para tomar mejores decisiones, el receptor usuario es un ser humano. Por tanto, todo el proceso se debe centrar en facilitar la interpretación de los datos para mejorar la toma de decisiones inteligentes De ahí que la forma en la que los presentemos es clave para crear reacciones. Los datos no valen casi nada, si no los podemos convertir en información y que estos además lleven a la acción. El objetivo es crear reacciones. Esto significa que es muy importante asegurarse que la presentación de la información es comprensible y accesible. Cuanto más facil sea comprender esos datos, más fácil será tomar decisiones y actuar en torno a los mismos. Es por este motivo que la visualización de los datos cobra gran importancia.

 

Las compañías han ser capaces de hacer llegar a los diferentes usuarios de los datos, los mismos de una forma clara y emocionante, que les lleve a reaccionar y tomar decisiones de forma ágil. Trabajando conceptos como el storytelling, el smart visual data, la accesibilidad, el tiempo real, objetivos y comprensión, entre otros, trasladados a dashboards. Cuyo fin, más allá de presentar los datos con alertas ante desviaciones, records, prescripciones o previsiones, es crear reacciones en la gente que lo consume.

 

Según señala Marr en su libro, una de cada 5 empresas utilizan las hojas de cálculo como la herramienta principal para comunicar datos a nivel interno. Todo y su potencial, la comunicación y la visualización de los datos no son uno de sus puntos fuertes. Pero no solo hojas de cálculo, las empresas se han acostumbrado a analizar sus datos a través de informes estáticos, que hacen difícil detectar tendencias y sobre todo son fotografías a pasado. Como yo suelo decir «la autopsia del muerto». Que además impiden una agilidad en la toma de decisiones y se sitúan el extremo contrario de lo que el Big Data proporciona.

 

Uno de los retos, además de la optimización y gestión del dato enfocado a negocio, es la visualización de los mismos; no es suficiente introducir sistemas de BI para realizar cuadros de mando, si estos están confeccionados sin atender a negocio y sin el objetivo de llevar a la acción. La capacidad de diseñar cuadros de mando que empoderen a los equipos, que los motiven y que creen reacciones en el equipo se postula como clave en esta nueva era.

 

Una captación, organización y optimización de los datos, como señalaba al principio, es importante, pero no conseguiremos el éxito sino somos capaces de comunicar la información de forma reactiva. De ahí que la visualización de los datos sea clave. Pero poniendo el foco en las personas y yendo a una transformación cultural de las empresas, que apuestan por la democratización de la información; empoderando equipos y motivándolos. Así pues, a la pregunta qué queremos conseguir con los datos debemos sumar la de para quién son los datos.

 

Las empresas tienen gracias al Dato una oportunidad única para mejorar resultados con una adecuada estrategia, teniendo en cuenta su captación, organización, análisis y visualización. Nos esperan unos años apasionantes en los que el mercado, sus reglas y estrategias, están cambiando constantemente y la capacidad de adaptación a los mismos, será la clave del éxito empresarial.